En el contexto de la crisis social y política actual, diferentes organizaciones e investigadorxs nos hemos reunido para reflexionar y analizar las maneras y condiciones en que se ha venido haciendo investigación en Chile. Estamos en una coyuntura histórica que nos convoca a un proceso de deliberación y participación vinculante de la comunidad de investigadorxs para la formulación de cómo organizaremos, decidiremos y proyectaremos la producción de conocimiento en el país. A continuación un breve resumen en seis puntos de nuestro diagnóstico y propuestas:

  1. La investigación fue reducida por el modelo neoliberal a papers, proyectos y ránkings. La consecuencia de esto ha sido el incentivo a la competencia, la pérdida de la diversidad y el debilitamiento del sentido y la audacia de las investigaciones. Es necesario desmontar la concepción tecnocrática y cortoplacista de la investigación e incentivar la diversidad del pensamiento y líneas de investigación, la relevancia de las ciencias sociales, las humanidades y las artes, la multidimensionalidad del conocimiento y libertad de creación, así como todos los espacios donde se crea/produce conocimiento.
  2. Sin duda lo anterior tiene mucho que ver con la profundización del modelo de crecimiento extractivista, que se tradujo en la reducción de la complejidad productiva, la depredación de los recursos naturales y la pérdida de la soberanía económica, cultural y política del país. Es necesario alinear el desarrollo de la investigación y la producción de conocimiento con los problemas e intereses del país, buscando conjugarlos con la necesaria libertad de creación de las y los investigadores en relación a sus objetos de estudios.
  3. Existen inaceptables inequidades en el mundo de la investigación. Pocos investigadorxs concentran grandes presupuestos de investigación y copan los espacios de toma de decisiones, mientras los “colaboradorxs” investigadorxs -generalmente jóvenes-, de regiones, postdoctorantxs y estudiantxs de postgrado, permanecen sin contratos de trabajo, sin derechos sociales, sin estabilidad y sin proyección. Es urgente aumentar la masa crítica de investigadorxs y, al mismo tiempo, dar condiciones dignas de trabajo a los que crean conocimiento en el país.
  4. Es necesario democratizar la toma de decisiones en todos los espacios donde se crea/produce el conocimiento. Buscar los mecanismos para que todas las áreas del saber, las disciplinas, los territorios, las comunidades y los intereses del país puedan decidir sobre las políticas, los temas y los mecanismos del desarrollo del conocimiento en Chile, considerando sus singularidades territoriales, culturales y económicas.
  5. La investigación reproduce las inequidades, desigualdades y asimetrías de poder de nuestra sociedad, la inequidad de género es una de ellas. El enfoque productivo del modelo actual no enfrenta las diferencias entre nosotrxs, por lo que hacemos un llamado a pensar fuera del modelo, desde lxs excluídxs. Es importante erradicar el patriarcado, el machismo, la misoginia y el colonialismo de nuestros espacios de creación y cuestionarnos qué entendemos por investigación en nuestro contexto y cómo generamos dicha investigación.
  6. Es fundamental repensar las relaciones entre los procesos educativos y la producción de conocimiento. La construcción democrática de currículum, la generación de espacios de diálogo interdisciplinar y la superación de lógicas estandarizadas y la formación en competencias entrenables que afectan de forma directa la creatividad, la autonomía y el pensamiento crítico.

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